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Grasas cardio-saludables

  • nutricioncristo
  • 6 oct 2021
  • 2 Min. de lectura

Los ácidos grasos monoinsaturados provienen esencialmente del reino vegetal y los encontramos en estado líquido; un ejemplo es el ácido oleico (tipo omega 9). El aceite de oliva es el de mayor contenido, el cual oscila entre 54 y 80%; es el más resistente a la descomposición química originada por las altas temperaturas y el menos absorbido por los alimentos que se fríen en él.

Son cardio-saludables porque su consumo se ha relacionado con un incremento en el “colesterol bueno” o HDL-c (colesterol de alta densidad) que protege al organismo contra la acumulación de grasas en las arterias, el envejecimiento de la piel y disminuye los niveles de colesterol total a expensas del “colesterol malo” (LDL-c) evitando su oxidación. Ésta es la principal causa de que dicho colesterol se adhiera a los vasos sanguíneos y forme las placas de ateroma que reducen la luz de las arterias y su elasticidad, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares. El consumo de estas grasas también se relaciona con un aumento de la sensibilidad de la insulina en pacientes con resistencia a la insulina.

En el patrón de la dieta mediterránea, la principal fuente de grasas monoinsaturadas es el aceite de oliva, que sustituye a las grasas saturadas de origen animal. Existen otros alimentos que las contienen: frutos secos como pistaches, almendras, avellanas, nueces de macadamia, cacahuates; aguacates y sus aceites, aceitunas y cacao.

Para tener hábitos cardio-saludables, se recomienda el consumo de estas grasas en mayor proporción con respecto al consumo total de grasas. Sin embargo, es importante considerar que la recomendación del consumo total de grasas equivale a 30% de nuestra ingesta total de kilocalorías (kcal). Hay que recordar que un gramo de grasa contiene 9 kilocalorías y que el exceso en su consumo puede resultar en un incremento sustancial de energía. Si ésta no se gasta, se almacena en el organismo en forma de grasa y, por consiguiente, aumentan los porcentajes de grasa corporal, de peso y los riegos a la salud. Además de la alimentación, otros hábitos cardio-saludables son evitar el tabaquismo y la práctica de ejercicio cardiovascular en forma regular y dosificado.

 
 
 

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